"Resistiré"
Despierto...
estoy en un ómnibus de larga distancia... veo por la ventana un
cabín muy extraño y una vía métrica pulida... "esto debe ser
Roque Sáenz Peña". Así comenzó mi día en territorio chaqueño,
habiendo salido la noche anterior desde Taboada (Santiago del
Estero). Regresé nuevamente al mar de los sueños por un par de
horas y desperté entrando a la ciudad de Resistencia, lugar al
que llegaba por primera vez.
Según J. A. Bisceglia, editor de "Esto es Chaco", esta
Resistencia de más de 350.000 habitantes, importante centro
económico y político del nordeste, está llamada a ser, por su
ubicación e importancia, la Capital de la Cuenca del Plata.
Una vez fuera del
micro y con los pies en la ciudad de los monumentos (y futura
capital de la Cuenca del Plata), siendo las 6 hs. me ubiqué en
un banco, en una zona segura de la terminal. Esta espera duraría
solo un par de horas ya que supuestamente mi compañero de viaje
(Gustavo Bonetto) llegaría de Los Amores y me pasaría a buscar
por aquí. Lo que no sabía era que ésta iba a ser la espera más
larga y tediosa de las que puedo recordar hasta ahora...
Comenzaron a pasar los "ratos" y mi humor emprendió una caída en
picada. El sol estaba rajando la tierra... ya eran las 10 hs. y
Gustavo no aparecía. Fui a la oficina de informes y pregunté el
Tel. de SEFECHA para saber si el tren había llegado bien. Me
comuniqué con la base Cacuí y me dijeron "el tren llegó hace dos
horas aquí". Teniendo ese dato supe que algo le había pasado a
Gustavo, pero... ¿qué? ¿lo secuestraron en Los Amores? ¿se cayó
del tren? ¿se accidentó antes de salir de Resistencia?.
Cualquier cosa se me atravesaba por la mente. Agarré el teléfono y
llamé a la casa de Gustavo para ver si la madre sabía algo... ¡y
para qué!, no sabía nada y encima me preguntaba a mí que pasaba.
Ya eran las 12 del mediodía y Gustavo no aparecía. Decidí
esperar hasta las 16 hs. y en caso de no tener noticias de él,
regresar a Buenos Aires; no estaba dispuesto a hacer los ramales
de SEFECHA solo. Siendo las 14 hs. no aguanté más la espera
inaguantable y fui al centro. Tomé un taxi y le dije al chofer
"a la estación Resistencia de SEFECHA". Pero el tipo me dejó al lado
del Ap. Alberdi y me dijo "acá para el trencito".
Al final de
cuentas me dejó donde a él se le ocurrió, a más de un km. de la est. Resistencia. Hablé con el guardabarreras y me dijo que el
próximo local a Cacuí salía de Alberdi a las 15:50 hs. Tenía un
poco de tiempo, entonces fui a un locutorio y por casualidad me
conecté a través del Messenger con Fermín Rovira, a quien había conocido
unos días atrás. Le pedí que llamara a mi casa para que supieran
que estaba bien y que cualquier cosa le avisaran a Gustavo que
yo estaba en Resistencia y que iba a ir a Cacuí a la hora en que
saliera el tren a La Sabana. Hasta ese momento yo no recordaba
los horarios de salida de los trenes, pero calculaba que el de
La Sabana partiría cerca de las 17 ó 18 horas.
Después de estar más de una hora en el cybercafe sin novedades
de Gustavo, salí a las corridas hacia el Apeadero Alberdi. A
todo esto recordemos que llevaba encima mi mochila con todas mis
cosas y toda la plata para los pasajes, así que debía andar con
cuidado.
Primer encuentro con
SEFECHA
A lo lejos vi
venir (desde el Oeste) una formación chaqueña. El guardabarrera
me dice "éste es el local, en un rato vuelve y pasa para Cacuí".
El coche venía saltando como loco por la vía desalineada del
Belgrano. Se detuvo en la moderna parada y partió hacia el lado
de Resistencia. En ese momento noté algo raro, ya que esta
formación estaba compuesta por un coche motriz MAN y un Ferrostal sin
modificar, pero... ¿no se suponía que los locales eran los
Ferrostal remodelados?. A la dupla se la vio a lo lejos (1 km.)
estacionar en Resistencia.
Pasaron 10 minutos y ambos coches seguían parados en la estación
del ex F. C. del Estado... me pregunté "¿tanto tardan en hacer
la cruzada?". Al instante vi que se encendieron las luces del Ferrostal sin modificar. El guardabarrera me dice "ahí viene".
Yo seguía sin entender porqué el tren local no siguió viaje a
Barranqueras y, por lo contrario, ahora regresaba hacia Cacuí.
Me fui del paso a nivel y
subí al
mencionado apeadero. A lo lejos observé al coche motor tomar
los cambios y enfilar hacia aquí. En el andén ya había unas 30
personas. De pronto veo un muchacho alto, de barba, pelo oscuro,
parado en el andén con el rostro trasnochado... ¡¡¡ERA
GUSTAVO!!!... ¡¡¡APARECIÓ!!!. Cuando me acerqué no podía creer
que al fin lo había encontrado!!!. Entre saludos y
explicaciones, el tren se detuvo en el andén. Noten como por
apenas unos segundos la travesía por la llanura chaqueña podría
haberse disuelto... Subimos al tren y, como para cerrar la
escena, mi amigo me confirma que esa misma formación seguía a La
Sabana, por lo tanto el viaje ya había comenzado. Ahora, lo que
todos se preguntarán es, ¿Qué pasó con Gustavo que se retrasó
por más de 10 horas?
"La Vuelta de las mil
y una maneras"
- Por Gustavo
Bonetto -
- Los Amores,
Santa Fé - 28 de Enero de 2003 -
La noche me encuentra en Los Amores disfrutando de una hermosa
vista del cielo estrellado, ventana por medio, desde mi
habitación. Cuando bajé del tren pregunté donde podía hospedarme
para descansar del viaje. Me recomendaron dos posadas en la
entrada del pueblo frente a la ruta que acompaña a la vía. Pues
bien, hasta allí marché y pregunté en la primera donde me
rebotaron por estar la pieza ya ocupada y en la de enfrente me
aceptaron por estar vacía. Al rato me enteré que ésta era la
casa del concejal del pueblo y que allí vivía su familia con
unas cuantas hijas. El trámite de alquiler de la pieza fue tan
sencillo como decir "dame $ 5.- y listo". Dejé las cosas en la
pieza, que solo poseía una cama, mesita, un par de sillas y el
glorioso ventilador de techo. Salí y me puse a hablar con las
hijas de la familia, una de las cuales era infartante (para mi
gusto es ideal, bien pechugona!!! jejeje) y charlando nomás me
enteré de varias cosas de aquí. Viendo la hora, decidí tirarme a
dormir pero dejando la alarma para despertarme antes de la
partida del tren.
...Todo por un sueño profundo...
Así es... todo por un sueño profundo. Me quedé dormido y cuando
desperté habían pasado 10 minutos de la salida del tren (éste
salía a las 2:50 hs.). Me fui corriendo para la estación a
buscarlo... ¡tarde, muy tarde!, el silencio cubría todo y sólo
se escuchaba el motor del coche MAN alejándose. ¡¡¡Imagínense
todo lo que puteé en ese momento!!!!!!!!!!!!. Pero ya fué... así
que me acerqué al único bar donde había gente bebiendo cerveza y
les comenté mi problema. Entonces un chabón me llevó a ver a un
par de conocidos suyos que me podían acercar hasta el tren. Ahí
fue cuando me enteré que Los Amores es la ciudad de las 4x4,
todo el mundo tiene una camioneta ya que la mayoría son dueños
de los campos de la zona o son cuidadores de ellos. Así fue que
recorrí todo el pueblo y nada.
Me quedé tomando birra con los del bar hasta que amaneció; en
ese lapso perdí el micro a Reconquista, porque no sabia a que
hora pasaba, y una camioneta a Las Toscas, por estar a full de
peones de campo. Ya con el sol a medio camino y sin poder
solucionar el tema, más que nada estaba angustiado porque Fede
me esperaba en la terminal de ómnibus de Resistencia y yo no
tenía forma de avisarle en el quilombo que me encontraba!!!.
Viendo que la
cosa no marchaba y siendo ya la mañana, fui a recorrer la
estación y le tomé una foto de recuerdo. Esta es similar a las
demás que habitan este ramal del Ferrocarril Francés. Observé
los restos de un coche metálico y luego me dirigí a la ruta a
ver si haciendo dedo alguno me llevaba.
Una verdadera odisea
a Resistencia
Cuando llegué al
acceso sur del pueblo reconocí las casas en las cuales había
preguntado por una pieza esa noche; en una de ellas me mojé bien
la cabeza, la toalla y la gorra para paliar el calor que ya
hacía. Desde allí salí a caminar por la ruta en dirección a
Charadai a ver si haciendo dedo alguien me levantaba. Pasó un
camión de hacienda hacia el Sur a toda velocidad y me hizo
morder el polvo del desierto que era este camino.
Seguí andando
y pasó una camioneta. Le hice dedo y nada, la gran p...!!! otra
vez me dejan a pata...
El calor se hacía sentir más a cada paso que daba y eso que era
de mañana... nada apenas. A mi lado corrían la vía y los
bañados, los cuales contienen una variedad de aves y anfibios
para todos los gustos. De la flora se ven palmeras y otras del
tipo acuáticas, y de la fauna, garzas, guasunchos, zorzales,
ranas, sapos, etc...
Después de recorrer cerca de 9 km. desde Los Amores, me encontré
con un paisano que cazaba pájaros. "¿Me da un poco de agua?",
previo mangazo mío, y me puse a charlar un rato bajo unas
plantas que estaban al costado de la ruta.
Con más animo y un poco descansado emprendí de nuevo la
caminata. Un par de kilómetros adelante me crucé con una
cuadrilla de vía que estaba reparando un tramo; se veían a
varios catangos trabajando. Ya los pies no me daban más y las
sandalias estaban a punto de destruirse.
Estando a 2 km. del Paralelo 28, frontera entre Chaco y Santa Fe,
le hice dedo a una camioneta, la que paró y, bajando la
ventanilla el acompañante me preguntó para donde iba: "Voy a
Resistencia, pero si me acerca hasta Charadai está bien" le
respondí. "Nosotros vamos al Puesto Caminero del 28 y ahí podes
combinar con la policía para que te lleven a Charadai". Entonces
me hacen señas para que suba a la caja y hacia allí fui.
Llegamos al puesto caminero que depende de la policía del Chaco.
Me presenté ante los agentes y les dije hacia donde quería
llegar, mientras los que venían en la camioneta hicieron entrega
de hielo y algo de comida para el destacamento. Me despedí de
los amables santafesinos que me alcanzaron en la camioneta y ahí
me cuentan porqué me levantaron en el camino. Como aquí todos se
conocen, ellos hablaron con el cazador de pájaros y éste les
comentó de mí.
Ahora, sentado en una silla, me encontraba charlando de bueyes
perdidos con estos tres policías, esperando que alguien viajara
para el norte. Mientras conversaba con ellos me puse al tanto de
muchas cosas que pasaban en los alrededores y en Resistencia,
también de cómo es la zona y de sus secretos para atravesarla,
en fin, fue bastante interesante.
Cerca del mediodía una
camioneta 4x4 blanca se nos acercó desde el Sur. Se paró ante el
destacamento y uno de los agentes me dijo "espera acá que ahora
le hablamos y te lleva". Sabiendo que seguro lo harían, me
despedí de los muchachos agradeciéndoles su amabilidad y
prometiendo volver algún día a visitarlos.
Al minuto de hablar
con el chofer me hizo señas para que subiera a la caja, así es
que levanté mis bártulos y me ubiqué junto a unas herramientas y
a un par de bolsas que no sé que cosa contendrían. Cuando ya
estuve listo se acercó el chabón que manejaba y me dijo "Vamos
para Villa Ángela pero te podemos dejar en la entrada a Charadai,
te sirve?", mi respuesta fue "Me re-sirve y gracias!!!!!!".
Aquí viene lo mejor del viaje y a la vez lo más doloroso para mi
trasero. El chabón levantó la camioneta como a 100 km/h., y cada
vez que cruzábamos una alcantarilla saltaba como un condenado!!.
Se ve que es muy importante esta ruta para la provincia porque
está muy bien mantenida y las alcantarillas son de concreto y
bien amplias como para que pasen 2 vehículos. Al ver que todo
iba bien, me dediqué a sacar algunas fotos del paisaje, tratando
que la cámara no vuele por los aires, y a ver como estaba la
vía. Así pasamos por la estación "La Vicuña" con su casco de
estancia muy bien conservado. La Vicuña es un pequeñísimo pueblo
(y el primero) en territorio chaqueño viniendo desde Santa Fe.
Pasamos el cementerio de Charadai y llegamos al paso a nivel de
la vía y la ruta a Villa Ángela, donde me separaría de mi
transporte. Ya eran como las 12:30 hs. del mediodía y mis
piernas me pedían por favor ¡¡BASTA DE CAMINAR!!.
Paramos la camioneta, el chabón me ayudó a bajar la mochila de
la caja y tras agradecimientos y deseos de suerte, sacó la
camioneta a mil. Según lo que pudimos charlar, ellos iban a
llevar fertilizantes e insecticidas para unos campos de esa
localidad.
La particular estadía
de Charadai
Intenté caminar
descalzo por la ruta de tierra hasta el almacén frente a la
estación, pero me fue imposible debido a la temperatura del
suelo. Entonces seguí con lo que quedaban de las sandalias. Al
paso me cruzaba con los lugareños y las lindas chicas que viven
aquí.
Cuando entré al negocio, recordé la vez que había estado en este
mismo lugar y las comparaciones saltaban a mi cabeza. El lugar
estaba venido a menos y con poca mercadería en relación a la que
hubo antes, pero los que atendían eran los mismos que yo había
conocido unos 6 años atrás. Pregunté por un remis y la señora
respondió lo último que quería escuchar "No hay remises en
Charadai" y mi respuesta fue "¿Cómo?!!!!", y al toque llegó la
explicación del marido "desde que está el tren ni el colectivo
pasa por aquí, los remisen a veces llegan desde Resistencia y se
van enseguida".
Me quería matar, ya estaba a mitad de camino,
solo 100 km. me separaban de Resistencia y allí me esperaba Fede
para encontrarse conmigo y hacer los viajes por SEFECHA!!!.
De última pregunté de qué manera podría llegar sí o sí a mi
destino y me dijeron "anda a la caminera, ahí paran a todos los
que van o vienen a Resistencia" y hacia allá fui. "La Caminera"
era un destacamento de la policía del Chaco, el que se encarga
del control del transporte de hacienda en camiones y de todo lo
que entra y sale de este pueblo.
Me mandé dentro del destacamento como quien no quiere la cosa y
golpeé las manos, total ya tenía experiencia en conocer
comisarías del interior. Apareció un cabo y le pregunté por algo
o alguien que me lleve hasta Resistencia. Me comentó que un
muchacho tenía que ir a la capital por la tarde, tipo a las 18
hs. Entonces le expliqué que tenía que viajar lo más rápido
posible a Resistencia y si le podía pedir al flaco de adelantar
la hora de partida. Mientras conversábamos me alcanzó un jarro
de agua fresca, el que tomé sin respirar!!!.
Enseguida apareció
el Subcomisario, y tras saludarlo y comentarle mi situación dio
ordenes para que los agentes me ayudaran; dicho esto se fue a
almorzar. Cuando volvió el agente, me avisó que estaba todo
arreglado y que saldríamos a las 14 hs. rumbo a la ciudad.
De ahí en más todo lo que me sucedió fue como algo increíble y
fuera de la imaginación de cualquier porteño o bonaerense. Luego
que me bajara el quinto jarro de agua, el policía (maldición, no
me acuerdo su nombre), me invitó a pasar a la parte de
atrás de la comisaría y me dijo que si quería pegarme un baño no
había problema. Yo lo miré y quedé medio tarado porque lo
escuchaba y era algo increíble, más cuando me dijo lo siguiente:
"si queres después de bañarte te sumas al almuerzo, total hay
comida de sobra". ¡Qué??, Cómo???... Que me diga que me bañe,
bueno, se entiende entre el olor a chivo que tenía, más el polvo
que me cubría y las ampollas rotas que había en el pie, pero
¿compartir con ellos la comida? ¿un forastero como yo, al que
recién conocían, que venía de otra provincia, que andaba con una
mochila conteniendo quien sabe qué cosa?, es demasiado raro,
¿no?.
Al principio me rehusé, pero el hambre me mataba así que al
final acepté, total si después tenía que barrer el calabozo,
fregar los pisos o algo por el estilo no era nada comparado con
la hospitalidad que ya estaba recibiendo en ese lugar. Entonces
fuí al baño, que era de primera para el lugar, solo le faltaba
la bañera que sino sería mejor que el de mi casa. Me duché lo
más bien y cuando salí ya estaba el morfi listo. Como no podía
ser de otra manera, sequé el baño y tendí mi ropa al sol para
que se escurriera y luego me senté con el agente.
Estábamos almorzando cuando apareció el compañero de este
muchacho y nos acompañó en la "bifeada con ensalada", papas, batatas hervidas y agua. En ese momento más que nunca devoré
todo lo que había y ni hablar del excelente sabor del pan!!! Uno
de los panes más ricos que comí en mi vida.
Con los muchachos charlamos de todo, de mis viajes, porqué
estaba allí, cómo es el pueblo, la gente de la zona, bah... de
todo un poco más el clásico interrogatorio al forastero que pasa
por tierras extrañas. Fue una sobremesa de lo mejor y para
finalizarla un rico cafecito, bien caliente. La verdad es que se
acercaba la hora de que me pasaran a buscar y yo no tenía
ninguna ganas de irme de allí, más aún cuando me invitaron a
hacer una ronda por los campos para controlar al cuatrerismo y a
la fiesta en la casa de uno de ellos donde irían las mujeres del
pueblo y aledaños. Pero Fede me esperaba en Resistencia y no
podía fallarle!!!.
Cerca de las 14 hs. una mujer golpeó las manos en la recepción de
la comisaría, pensé que era mi "remis" pero no, falsa alarma.
Era una señora que venía a hacer una denuncia porque su ex se
había llevado a su hija y ésta no había regresado. Uno de los
policías le tomó la denuncia y ella se fué mas tranqui, por lo
que pudimos oír detrás de la pared. Otra vez bateo de palmas,
ahora era un chabón. Uno de los agentes fue a ver y esta vez se
trataba de "mi transporte", el que me llevaría a mi destino
final. Le comenté al flaco donde me debía bajar dentro de la
ciudad y todo ok.
A un paso de
Resistencia
Me despedí de mis
nuevos amigos prometiéndoles volver el próximo año y que les
enviaría unas cosas desde Buenos Aires, ya que ninguno la
conocía hasta ese momento y tenían muchas ganas de visitarla.
Subí a la cabina del móvil (esta vez no fue en la caja que
esperaban eh!!!) y ahí dentro me encontré con otra persona que
resultó ser la mujer del chabón. La saludé y me senté.
Salimos de Charadai a eso de las 14:30 hs. bajo un sol de mil
demonios y con el viento norte pegándonos de frente, sumando más
aridez a nuestras gargantas. Pasamos un par de lugares y pueblos
como Río Tapenaga, Cote Lai y Colonia Baranda. Esta última
población cuenta con un pequeño hospital y un gran geriátrico.
En medio del camino, recorriendo esta importante ruta de tierra
que comunica al centro sur del Chaco, uno cruza varios arroyos y
los brazos de un río, El Tapenaga, a través de puentes de
quebracho, en donde solo circula un vehículo por vez, y en
otros, sobre puentes metálicos, colocados por el ejército; esto
son del tipo Bailley.
Cuando llegamos a la Ruta Nacional 11 me sentí más aliviado ya
que la misma está pavimentada y podíamos circular a mayor
velocidad. Nada para rescatar desde aquí hasta el centro de la
ciudad donde bajé para encontrarme con mi amigo. Eran las 15:30 hs y el tren que teníamos que abordar con Fede partía a las
16hs!!!! llegué re jugado!!!!.
"¡Buscando a Wally!"
Le agradecí al matrimonio por haberme traído hasta aquí y por lo
gamba que fueron en todo el viaje conmigo. Ahora el tema era
encontrarme con este pibe que desde las 6 de la mañana me estaba
esperando y no tenía noticias mías para nada. ¡¡¡Era como
encontrar a Wally en uno de sus libros!!!.
Como el primer punto de encuentro (la terminal de ómnibus hasta
el mediodía) quedó desechado y el segundo (la estación
Resistencia del ferrocarril del Estado -Belgrano-) me quedaba
lejos a gamba para dar con el horario, hice lo siguiente: me fui
a un cyber a ver si tenía algún mensaje de Fede y en efecto
tenía uno que me decía "que te pasa man, te esperé en la
terminal hasta el mediodía y nada de vos, si lees este mail
dirijite al tren que va a Cacuí" y eran ya 15:45hs.!!!. Con lo
último de tiempo le mandé un mail por si estaba on line "Te
espero en Cacuí con el tren a La Sabana".
Después de esto volé al Apeadero Alberdi, y mientras esperaba la
llegada del tren a Cacuí-La Sabana, en la parada, apareció
adivinen quién??? ¡¡¡SÍ FEDE!!!. De puro pedo y a 2 minutos
de pasar el convoy nos encontramos!!!. Cosa del destino, el pibe
había arribado del cybercafé hacía 10 minutos aproximadamente y como no
llegaba a la estación Resistencia se vino para el Apeadero, y
hete aquí que fue como de pura casualidad nos encontramos.
(Izq.) Gustavo Bonetto, (centro) Jorge Ciawloswky, (Der.) Fede
Pallés.
Para sumar casualidades, una vez que llegamos a Cacuí me encontré
con un viejo amigo viajero de los ferrocarriles argentinos y
brasileros, Jorge Ciawloswky, con quien nos sacamos una foto. Mientras
tanto, la formación se empezaba a llenar de pasajeros,
nuestros nuevos compañeros del viaje a los confines.
¡Así comenzó esta fantástica aventura por la llanura chaqueña!.